El entorno nos ayuda a desarrollar nuestro potencial humano.
Si queremos crear un espacio favorable, tendremos que conseguir que nuestra mente, cuerpo y espíritu generen amor pero… ¿cómo? A través de la belleza, el orden, la luz, el aire, el sonido, el silencio, el olor, el espacio lleno frente al vacío…
Todo esto bien confabulado, será el pulso de un ser humano en equilibrio.