“Grande y mutable es el destino del hombre, y no sólo del hombre, sino de todas las cosas pequeñas y grandes de las que a cada uno le gusta rodearse…. Qué es del hombre sin todos aquellos objetos que fiel y silenciosamente escoltan su vida, la de su familia, la de varias generaciones? El hombre pasa y el mueble permanece para recordar, para testimoniar, para evocar a quien ya no está y, a veces, para desvelar algunos secretos celosísimos…”.
Esta reflexión de Alberto Savinio (1891-1952) agoniza en nuestro tiempo devorada por la cadena de producción y la línea de consumo. Pocas piezas podrían contar historias acerca de nosotros.
En esta era en la que todo parece tener un plazo, ya no hay muebles que nos escolten fieles e inmutables en el devenir del tiempo. Antaño, no tan antaño, el hombre pasaba y el mueble permanecía para rememorar. Hoy, el mobiliario tiembla ante la nueva oferta Ikea. Ya no hay silla ni reino que respire seguro ante la incertidumbre del cambio.
Considero que es necesario encontrar el equilibrio entre el mueble espectador de generaciones y el mueble que no tiene historia que contar. Mi consejo: REuse REduce Recicle.
Esther García Labeaga, Neo y Mo Interiorismo