Contemplo esta fotografía y empiezo a imaginar el día a día de este salón….
Puedo sentir cómo sucede la vida en él, los momentos película de fin de semana, las risas familiares, las horas de relajo, la lectura bajo la luz que asoma y las noches recogidas antes de ir a dormir.
En este salón la vida vibra a través de la luz, los colores, el arte suspendido en sus paredes, el amor dedicado a escoger el mobiliario. Y en este espacio vacío que envuelve todo lo lleno se escucha el eco de todo lo que palpita alrededor.
Esther García Labeaga