El hogar como reflejo de la psique.
El habitante es el promotor que define su espacio y lo adapta a su forma de entender la vida. Si visitáramos todos los domicilios con igual distribución en un edificio de viviendas, observaríamos que los espacios se ven diferentes y se sienten diferentes, a pesar de su fisonomía común. La diferencia sucede por la personalización que cada habitante hace de su espacio.
Esta singularidad queda definida por el tipo de mobiliario expuesto, por la disposición de éste y sobre todo, por la calidad espacial que es percibida en cada vivienda. Cada psique deja su huella única y exclusiva en el espacio que habita.
El espacio se rinde al habitante, donde éste plasma su concepción del mundo y su adaptación y existencia en el mundo.
Esther García Labeaga