Como todo depende del cristal desde el que se mira, también todo depende del color del reflejo en el que se mira. En este caso el reflejo es rosa.
Este color simboliza el amor aunque sólo una parte de él, el lado más cariñoso; la otra parte del amor sería el deseo y su color es el rojo. Este espejo tan perfectamente curvo se refleja cálido y protector, casi maternal ya que el rosa también simboliza la infancia y la ingenuidad.
Aunque el resto del ambiente se vea un poco incoloro, el rosa eleva con su vibración el espacio, especialmente el reflejado.
Esther García Labeaga