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Su historia

El feng shui, traducido literalmente como viento y agua, es un conjunto de técnicas de origen chino de más de 4.000 años de antigüedad.

La definición del feng shui crea mucha controversia entre sus maestros y seguidores a la hora de definirlo como arte o ciencia.  Por tanto, partiendo del principio de que el arte se puede definir como una actividad creadora humana, como expresión y manifestación de los sentimientos más profundos, entonces, el feng shui es un arte.  Sin embargo, los maestros de feng shui tras observar la naturaleza durante miles de años determinaron los ciclos de la vida. Tras estas profundas reflexiones y tras el estudio del correr del tiempo conocieron ciertas leyes que rigen la naturaleza y se pusieron a trabajar y experimentar con ellas.  Hoy en día y gracias a la mecánica cuántica, la ciencia del feng shui ya no parece tan ilusoria.

Para comprender las bases del feng shui se debe entender la filosofía de la que nace, sus fundamentos y todos los conceptos básicos con los que trabaja. Hay un flujo en el universo que ellos llaman Tao.  El Tao fluye lentamente y nunca para, manteniendo el universo en constante movimiento así como en orden y equilibrio. El Tao se manifiesta a través de los cambios estacionales, los ciclos de vida o las mutaciones de orden y poder. El Tao es el flujo de la vida.

El concepto Tao se basa en aceptar que la única constante en el universo es el cambio.  El cambio es el flujo constante del ser al no ser, de lo posible a lo real, del yin al yang, de lo femenino a lo masculino.  El símbolo del Tao, llamado Taijitu, está constituido por el yin y el yang confluyendo en un círculo. El Tao es el espacio vacío donde se manifiesta todo.

El Taoismo establece la existencia de tres fuerzas: una positiva, otra negativa y una tercera, conciliadora.  Las dos primeras se oponen y complementan siendo interdependientes de manera absoluta y funcionando como una unidad.  Estas fuerzas se conocen con el nombre de  Yin y Yang.  El Taoísmo no considera superior una fuerza sobre otra, es decir, no considera superior la vida sobre la muerte, el placer sobre el sufrimiento, lo masculino sobre lo femenino. La tercera fuerza es el Tao: el espacio vacío en el que se manifiesta Todo.

El taoísmo excluye el concepto de ley y lo sustituye por el de orden.  Es decir, las cosas son de una determinada manera debido a que su posición en un universo en permanente movimiento les confiere una naturaleza que las obliga a ese comportamiento.  Por ejemplo: cuando se vierte agua en el suelo ésta evita las partes secas y va hacia las húmedas. Si dos troncos se colocan en el fuego, éste evita el mojado y enciende el seco.  Todas las cosas rechazan lo que es distinto y siguen lo que es igual.  Del mismo modo, las cosas hermosas llaman a otras cosas hermosas; las repulsivas llaman a otras semejantes.: lo igual llama a lo igual.  El objetivo del Taoísmo es enseñar al hombre a integrarse en la naturaleza, enseñarle a fluir y a integrarse en armonía.

El taoísmo influyó en todas las áreas del conocimiento en la sociedad China: medicina, artes marciales, escuelas de meditación, feng shui.